El ‘anumerismo’ también es incultura
Saber pocas matemáticas nos convierte en ciudadanos más manipulables – El desconocimiento de los números carece del reproche social que provocan otras ignorancias.
«En un restaurante a nadie le preocupa decir, haz la cuenta», critica un experto.
Muchas confusiones vienen de la dificultad de abarcar cifras grandes.
En matemáticas, España está a 11 puntos de la media de la OCDE.
«Antes el que destacaba era un bicho raro, ya no», dice una profesora.
Comprar un décimo a Doña Manolita «porque ahí cae mucho» sin tener en cuenta la enorme cantidad de números que despacha esa administración de lotería. Traducir del inglés la palabra billion por «billón» sin considerar que en español ese término designa una cifra mil veces mayor. Asumir sin el menor sentido crítico el titular «ocho autonomías, por debajo de la media en gasto sanitario», sin preguntarnos qué tendrá de extraordinario la noticia.
Estos tres ejemplos son síntomas de anumerismo, la incapacidad en diversos grados para desenvolvernos en el universo de las cifras. La palabra la popularizó hace 23 años el matemático estadounidense John Allen Paulos en El hombre anumérico (Tusquets), un ensayo que ya es un clásico. Y aunque el término no ha entrado en el diccionario, describe una realidad vigente, un tipo de ignorancia que puede afectar a personas cultísimas en otras ramas del saber. Su precio, según Paulos, es alto. «Usted puede elegir entre tener o no ciertas nociones numéricas pero si no las tiene será más manipulable». Y más proclive a dejarse engañar por charlatanes y pseudocientíficos…
Bernardo Marín
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